L. Bibiana Santiago Guerrero 1

     El presente trabajo es un avance del proyecto “Colonias antiguas del poblado de Tijuana, 1929-1945”, que busca hacer un análisis de la formación de las primeras colonias urbanas de ese lugar, que fueron la Libertad, Morelos y Castillo, y que surgieron dentro de un mismo contexto histórico.
     En 1929 la economía del poblado de Tijuana se desarrollaba paulatinamente para dar vida a una infraestructura turística destinada a satisfacer las exigencias de los efectos de la llamada ley seca, también conocida como “movimiento moralista”. Que se trató de una situación relevante surgida en Estados Unidos, cuyo objetivo era erradicar el vicio en sus distintas formas, prohibiéndose la producción y venta de bebidas alcohólicas, que se sumó a la prohibición de la práctica de los juegos de azar. Debido a ella, los promotores del juego y el alcohol de dicho país empezaron a trasladarse también a la frontera mexicana, lugar que les pareció idóneo para atender a los numerosos estadounidenses afectos a las diversiones prohibidas en su país. Así, durante las tres primeras décadas del siglo XX en Baja California se establecieron industrias y comercios que buscaban satisfacer estas demandas del turismo proveniente de los Estados Unidos.

     En ese entonces, la jurisdicción del actual municipio de Tijuana estaba formada por el poblado y una serie de ranchos aledaños. De acuerdo con una fotografía panorámica del poblado de Tijuana tomada en 1924, se aprecia que las viviendas estaban ubicadas de manera dispersa, en tanto que en otra fotografía tomada en 1930, se observa un aumento considerable de las mismas. Posteriormente se inició un proceso de expulsión de la población para dar paso a actividades comerciales y de servicio, por lo que las nuevas construcciones de vivienda tuvieron que ubicarse fuera de esta zona. Para así dar origen a las primeras colonias obreras de Tijuana Libertad, Morelos y Castillo y de la élite (Escobedo Cacho). Eventualmente, la falta de vivienda y el inicio de la expansión urbana provocaron el fraccionamiento de los antiguos ranchos aledaños al poblado. A su vez, el crecimiento de la población, así como la urbanización, trajeron como consecuencia el avance de la mancha urbana hacia el este y el oeste del poblado, debido a que en el sureste corría el río Tijuana, por lo que la población se ubicó en las partes altas del área, como sucedió con las colonias Libertad, Morelos, en 1929, y la colonia Independencia, en 1934.

     Otro elemento que condicionó la ubicación de los nuevos asentamientos humanos fue la cercanía con las aguas termales (de Agua Caliente); por ejemplo, en las notas periodísticas de 1930 se promueve la venta de lotes de la colonia Escobedo Cacho, en donde textualmente se dice: “en el camino que va al Agua Caliente”; de hecho, el nombre del bulevar Agua Caliente tiene su origen en la existencia y ubicación de estas aguas termales.

     La fundación de las primeras colonias de Tijuana se realizó en un periodo en que el desarrollo de infraestructura turística dio forma a la articulación económica local, cuando el escenario de los ranchos retrocedió ante el inicio de la urbanización; en ello fue fundamental la participación de la nueva población que llegó a la región.

     El contenido de esta investigación está orientado por la historia urbana, pues nos ofrece una posible manera de leer este contexto socioeconómico y urbano. La historia urbana analiza la ciudad como un ente que participa en la construcción de los procesos históricos. Desde este enfoque la ciudad tiene su esencia explicativa en la totalidad social y también se constituye en determinante de lo social, al preguntarse ¿cuáles son los motores de la urbanización? La ciudad está en movimiento, se recrea; en este sentido, los elementos propios del poblado de Tijuana que generaron la creación de sus primeras colonias urbanas están estrechamente ligadas a una articulación económica en torno a la formación de una infraestructura turística. Si sus primeras colonias se incorporaron al tipo de desarrollo económico del poblado, entonces es necesario retomar el planteamiento de Berry, en el que enuncia a “la ciudad como un sistema en un sistema de ciudades”2. En el primer nivel, “la ciudad como sistema”, surgen las siguientes preguntas ¿Qué función les correspondió a las primeras colonias urbanas en el conjunto de hilos finos que forman el tejido urbano? ¿Quiénes eran y de dónde venían sus primeros pobladores? ¿Qué herencia cultural traían y que les sirvió para incorporarse a la Tijuana de la ley seca? Estas interrogantes son ejes centrales de la investigación.

     El trabajo está desarrollado en tres apartados: en el primero se describe a los actores sociales que participaron en la disputa por el espacio para la formación de las colonias y, además, se señalan las estrategias de que se valió la población para fundarlas. En el segundo se da énfasis en las familias fundadoras de las colonias, se describe su lugar de origen y la ruta de migración que siguieron hasta llegar a Tijuana. En la tercera parte se muestra cómo esta población se incorporó al desarrollo económico generado por la ley seca.

Los actores y las estrategias de formación de las colonias Libertad, Morelos y Castillo

     En este apartado interesa descubrir cómo se fundaron las primeras colonias de Tijuana y cuál fue el escenario de las luchas políticas de los diversos grupos sociales que entraron en conflicto por la propiedad privada del suelo, entre los que se pueden mencionar los siguientes: el gobierno federal, ciertos grupos locales, los antiguos residentes rancheros poseedores de grandes extensiones de tierra, los empresarios estadounidenses, (quienes invertían en infraestructura turística para sus compatriotas). Así como ciertos grupos de migrantes.

El movimiento obrero local

     En la historia del movimiento obrero local encontramos que en la década de los años veinte sus demandas se incrementaron, las cuales al principio fueron por obtener fuentes de empleo, pues a raíz de la ley seca las compañías estadounidenses que invertían en la región, contrataban a trabajadores de su país y los traían al poblado de Tijuana. Ante esta situación, los obreros mexicanos se unieron para que los nacionales tuvieran una participación más activa en el desarrollo económico local. Entre sus estrategias de movilización promovieron la frase “Los que viven de Tijuana que vivan en Tijuana”. Igualmente, poco a poco se fueron creando diversas agrupaciones laborales: en 1922 se creó la Liga de Choffers; en 1924, el sindicato de cantineros y empleados de cantinas; en 1925, el sindicato de músicos; en 1926, el sindicato de carpinteros.

     En 1929 se sumó otro objetivo al movimiento obrero: el de la lucha por la propiedad de la tierra con la intención de establecer asentamientos humanos obreros, para lo cual formaron el Sindicato de Pequeños Poseedores, que les permitió, a sus agremiados ocupar un predio con la intención de formar una colonia, que sería la primera con características de población obrera y urbana de Tijuana.

     Recordemos que dentro del contexto posrevolucionario, a nivel nacional se buscaba una estabilidad política, y uno de los principales objetivos del gobierno mexicano era incorporar a los movimientos sociales (por ejemplo, de campesinos, de obreros) en sindicatos y organizaciones y vincularlos al partido político en el poder, para así tener el control de dichos grupos sociales. De hecho, para la población el sindicato representó un medio eficaz para obtener respuestas a sus demandas sociales. En Tijuana, por ejemplo, el Partido Laborista fundado en 1925 tenía una presencia políticamente importante. Sus afiliados pertenecían a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). En ese tiempo, el dirigente de la CROM a nivel nacional era Luis N. Morones, y localmente, sus líderes eran: Santiago Mitre, Tomás Alvarado y Ramón G. Pavón, entre otros. Sin embargo, el entonces presidente electo de la república, Emilio Portes Gil era enemigo político de Morones, por lo que su actividad política se centró en restarle poder a la CROM y al Partido Laborista. Una de sus estrategias políticas fue la creación de nuevas organizaciones obreras en los estados de la república y afiliarlas al Partido Socialista Fronterizo.

     En el marco de la disputa por el liderazgo obrero en Tijuana, resulta interesante conocer la trayectoria política de Rodolfo G. Roing, pues en su correspondencia hemos encontrado referencias que nos ilustran el contexto sociopolítico de la época. Roing fue secretario del sindicato de choffers de Tampico, Tamaulipas, en el periodo en el que Emilio Portes Gil fue gobernador de ese estado. A su vez Portes Gil destacó en la izquierda mexicana apoyándose en el Partido Socialista Fronterizo. Hacia 1929 Roing ya residía en Tijuana y Portes Gil era el presidente de la república, de tal manera que el primero era un fiel informante de lo que ocurría en el Distrito Norte y al interior de la CROM. En cartas que este le envió al presidente de la república, textualmente señalaba su deseo de apoyarlo en la organización de los trabajadores y afiliarlos al Partido Socialista Fronterizo. Por ejemplo, el 3 de mayo de 1929, Roing le comunicó a Portes Gil que el líder local de la CROM, Santiago Mitre, había viajado a la ciudad de México y además le informó que:

[El día de]...ayer [2 de mayo] con 50 obreros se dieron principio los trabajos de la presa Rodríguez y que para el lunes se tomarán como 200 o 250 trabajadores más y que el general Rodríguez a dado órdenes de que se ocupe al elemento que ha estado a sus órdenes en el movimiento que está por terminar y que después a los elementos de la CROM. Hechos que se pueden tener como un campo propicio para desbaratar al elemento cromiano, por lo que espero me dará usted instrucciones [...] pues ya sabe que para organizar no tengo precio. 3

     Así pues, el viaje de Mitre a la ciudad capital y la preferencia de contratar a los trabajadores que no pertenecían a la CROM en Tijuana, llevó a Roing a sugerir al presidente que empezara la disolución de la agrupación, por lo que le solicitó ayuda y franquicias para organizar a los obreros. Este es el contexto político en el que se formó el Sindicato de Pequeños Poseedores.

La disputa por el espacio: La ocupación de Las Higueras el 29 de julio de 1929 y la efímera colonia urbana Emilio Portes Gil

     El 27 de julio de 1929, con el propósito de ocupar un terreno para fundar una colonia obrera, se formó el Sindicato de Pequeños Poseedores. Dos días después, el 29 de julio, los sindicalizados ocuparon el terreno denominado Las Higueras, ubicado en el lote marcado con la letra N, al oriente de la población, en el camino nacional que conduce a la presa Rodríguez. En aquel tiempo la propietaria era Dolores E. Argüello, quien lo tenía bajo arrendamiento a Virginia S. de Argüello. Los líderes en la ocupación de Las Higueras fueron: Domingo García, Manuel Ojeda, Manuel Lerma, Maximino Dumas, Rodolfo G. Roing, Alfonso Montiel y Dimas Ramírez. Existen referencias documentales de que tanto Domingo G. García como Manuel Lerma formaron parte de la mesa directiva del Partido Socialista de Tijuana adherido al Partido Nacional Revolucionario. García fungió como vicepresidente y Lerma como pro secretario de dicho partido 5, lo que nos indica que los ocupantes de Las Higueras sí se afiliaron al partido de Portes Gil, de quien esperaban recibir apoyo para fundar la colonia Obrera.

     El día 8 de agosto Roing le envió otra misiva a Portes Gil en la que menciona:

Hace como dos semanas se constituyó en esta, un Sindicato de Pequeños Poseedores, con el objeto de tomar posesión de una extensión de terreno como de tres hectáreas, propiedad de la nación [...] En una de las sesiones tenidas al aire libre dentro de la posesión que tomó dicho sindicato fui y tome la palabra [...] y les di a conocer los grandes dotes suyos [...] y que se dirigieran a Fomento, pidiéndole comprarlo a la nación y que usted los ayudaría como había ayudado a los tamaulipecos, terminó haciéndose un nutrido aplauso en su nombre y vivas a usted, y a la colonia que lleva su nombre, y luego se tomó el acuerdo de dirigirse a usted y a la Secretaría de Fomento para que se les vendiese el terreno. 6

     Es importante destacar que se trató de una estrategia novedosa hasta entonces, el que un grupo de personas invadieran propiedad privada y buscaran formar un asentamiento, pues no se han encontrado antecedentes bajo las características que hemos visto; sin embargo, es un fenómeno social que se manifestó posteriormente con mucha frecuencia y se le denominó movimiento urbano popular. Esta colonia, la más antigua, en su efímera vida llevó el nombre de Emilio Portes Gil, pues se observa la intención por parte de los sindicalizados de buscar el apoyo del presidente de la república para conservar el terreno al ponerle su nombre a la primera y única colonia.

     Por otra parte, el 31 de julio, Domingo G. García líder del movimiento, le envió un escrito al presidente Portes Gil en el que le pide garantías para 120 familias a las que el sindicato les dio posesión para fundar la colonia Portes Gil; además, le informa que:

     Encontrándose dichos terrenos en completo abandono desde hace mas de tres años. Con fecha de hoy se presentó ante el agente del Ministerio Público un señor de nombre Santiago Argüello, alegando ser el representante provisional de la señorita Dolores Argüello, que murió intestada hace tres meses en Estados Unidos, siendo ella ciudadana americana 7

     Los sindicalizados señalaron que Dolores Argüello falleció intestada y que como era ciudadana estadounidense, a su muerte los predios pasaron a formar parte de los terrenos nacionales. En esta circunstancia solicitaron a la Secretaría de Agricultura y Fomento (SAF) que dictara órdenes para que les autorizara fundar una colonia obrera. En respuesta, Emilio Portes Gil, a través del Departamento de Gobernación, transcribió el documento citado y lo envió a la SAF pidiéndole informes sobre el asunto. Con esta actitud, los solicitantes de tierra, sin duda, pusieron en evidencia la cuestión de la tenencia de la tierra en Tijuana, con su peculiar problemática de que existían propietarios extranjeros y que además, los rancheros tradicionales poseían grandes extensiones de terreno.

     Como veremos más adelante, el perfil de los sindicalizados nos muestra que parte de esta población que fundó el Sindicato de Pequeños Poseedores, había participado en la revolución mexicana, y por lo tanto, conocían aspectos de la lucha social y estaban altamente politizados.

     Al llegar a Tijuana se encontraron con que existía un campo propicio para manifestarse políticamente en un poblado de las siguientes características: una ley seca en activo; terrenos invadidos por extranjeros y además, empleados en la ciudad y que residían en San Diego, California. En este sentido, al analizar los documentos citados en donde los sindicalizados se dirigieron a la autoridad en su discurso se aprecia el reclamo de que la revolución no hacía justicia a los obreros en contra de los “burgueses”, “acaparadores de tierra”, como textualmente señalan. Asimismo, que el gobierno local apoyaba a estos, todas ellas problemáticas que denunciaban ante la presidencia de la república.

     Posteriormente, la familia Argüello acudió ante el Ministerio Público para reclamar dicho terreno. En respuesta, las autoridades locales detuvieron, el 7 de agosto a los dirigentes del movimiento: Domingo García, Manuel Lerma y Manuel Ojeda, por el delito de asalto en cuadrilla en propiedad ajena. El 8 de agosto, por órdenes del gobernador del Territorio, José María Tapia, desalojaron a los integrantes del sindicato; la escena la narró Domingo García en un escrito que le envió al presidente de la república, Emilio Portes Gil:

     Con fecha 8 de agosto a las cinco de la mañana [...] el delegado de Gobierno, con el coronel jefe del sector y 15 policías de la localidad se presentaron al terreno sin orden oficial [...] y por la fuerza procedieron a derribar todas las carpas de las familias y a lanzarlos del lugar [...] Al otro día emplearon a más de quince obreros para cercar el terreno: 8

     Finalmente la población fue desalojada. Sin embargo, Emilio Portes Gil, en un intento de regularizar la tenencia de la tierra en Tijuana, emitió el decreto de 9 de noviembre de 1929, por medio del cual establece que la totalidad de la tierra en Tijuana se consideraba propiedad de la nación y además se señalaban los requisitos para acreditar las posesiones de quienes tuvieran derechos en un término no mayor de noventa días. Lo importante aquí es que los terrenos que no fueron revalidados se consideraron propiedad de la nación. La SAF tendría la facultad de venderlos o arrendarlos, resolución que benefició a los sindicalizados, puesto que desde que ocuparon el terreno de Las Higueras solicitaron a la SAF que se los vendiera, puesto que desde entonces ya los consideraban propiedad de la nación. En este sentido cabe destacar que Portes Gil emitió un decreto en el que se buscó realizar un nuevo reparto de tierras, sin embargo, las condiciones no estaban dadas y sería hasta el periodo de Lázaro Cárdenas cuando la filosofía de la revolución mexicana y su lucha por la tierra verían algunos frutos.

La fundación de las colonias

     El 24 de noviembre de 1929, cuatro meses después del desalojo del terreno de Las Higueras, Domingo G. García y su grupo ocuparon los terrenos aledaños al antiguo hipódromo, en donde finalmente se establecieron. Sin embargo, el gobierno local intentó desalojarlos con la estrategia de reubicarlos en otra zona de Tijuana. El delegado de Gobierno en Tijuana, en un escrito dirigido a la Secretaría de Gobernación, con fecha 10 de diciembre, informó que:

     Esta delegación a mi cargo, adquirió dos manzanas de terreno con objeto de lotificarlas y vender los lotes al precio de costo, a las personas que tuvieran necesidad de terreno para fincar sus casas, y al efecto muchas personas han hecho su solicitud para que se les adjudique un lote, y antes que nada, me dirigí a los miembros del Sindicato de Poseedores, que encabeza el Sr. García, quien clara y terminantemente se negaron a aceptar terrenos en la forma propuesta,...

     La versión no oficial de este hecho la encontramos con Francisco M. Rodríguez, integrante del Sindicato de Pequeños Poseedores, quien consignó en su autobiografía, Baco y Birján, lo siguiente:

     En el movimiento “Rafael Quintero nos traicionó y con cuarenta compañeros abandonó la lucha del Sindicato de Pequeños Poseedores y por consejo del general Tapia (gobernador del Territorio), forjó lo que es hoy la colonia Morelos, y otros un pequeño barrio que hoy es la Puerta Blanca (colonia Castillo), ... 9

     En las citas anteriores se aprecia cómo se llevó a cabo la fundación de las colonias Morelos y Castillo. El proceso de la colonia Libertad siguió otro camino como veremos a continuación. Existen referencias testimoniales de que el entonces delegado de gobierno, Adrián Cubillas, en acuerdo con un estadounidense de apellido Naugart, querían construir un fraccionamiento en los terrenos ocupados por los sindicalizados, razón por la que el gobierno local intentó reubicar a la población. Tenemos que una parte de los integrantes del Sindicato de Pequeños Poseedores no aceptaron las condiciones del gobierno local de ser reubicados por lo que siguieron con el movimiento y se establecieron en los terrenos del antiguo hipódromo (hoy colonia Libertad).

     Debido a que se vivió un periodo coyuntural político con el cambio de gobernador del Territorio, los líderes del movimiento -Manuel Lerma, Manuel Ojeda y Domingo G. García- se entrevistaron con el nuevo gobernador el general Arturo Bernal, quien apoyó a la fundación de la colonia Libertad en 1930.

     Podemos inferir que los integrantes del Sindicato de Pequeños Poseedores fundaron simultáneamente las colonias Libertad, Morelos y Castillo. Esta afirmación también la podemos argumentar, debido a que al localizar la lista de registro del sindicato, a sus integrantes los hemos identificado solicitando servicios públicos para estas colonias. De hecho el sindicalismo obrero de la década de los veinte fue la estrategia para formar las primeras colonias obreras en Tijuana. Como ya se dijo, a nivel nacional el gobierno federal buscó captar al movimiento obrero a través de organizaciones sindicales y posteriormente afiliarlas al partido político del presidente en turno. Si bien es cierto que el grupo que ocupó Las Higueras se organizó a través del Sindicato de Pequeños Poseedores y posteriormente se afilió al Partido Socialista, cuyo dirigente era Portes Gil, existen referencias de que parte de la población que integró el sindicato lo abandonó una vez que se les adjudicó su terreno; de esto tenemos testimonios orales de residentes de la colonia Libertad.

     Por otra parte, existe referencia de que todavía hasta 1936 se constituían sindicatos con el fin de obtener un terreno y fincar sus viviendas; por ejemplo, podemos citar el testimonio de Filemón Herrera, agricultor, del ejido Distrito Federal, de la ciudad de Mexicali, quien señala:

     En 1936, Rubén Araiza, el coronel Nizain y el mayor Merino (el primero era director o gerente del ferrocarril en Mexicali), nos dijeron "tienen que formar un sindicato porque el terreno se va a repartir"; nadie quería agarrar tierras, de los que estábamos trabajando aquí, cómo vamos a agarrar un terreno si no nos costó nada; no, nos dijeron ellos no sean tontos muchachos, esos terrenos tarde o temprano tendrán que repartirse, porque la tierra es de quien la trabaja. Entonces, hicimos la solicitud en conjunto, para 55 miembros, ellos le pusieron el nombre, (los del Departamento Agrario) [...] Con el reparto de tierras el sindicato desapareció. Ahora teníamos una unión diferente.10

     Así tenemos que para ser beneficiario en el reparto de tierras era indispensable agruparse a un sindicato, pero el movimiento obrero no solo gestionó la construcción de las primeras colonias sino que además a partir del sindicalismo de los años treinta y del cardenismo, se expropiaron casinos y ciertas empresas para dar paso a empresas obreras, escuelas, iglesias y colonias.

     De esta manera se fueron delineando las estrategias de la formación de las colonias urbanas a finales de la década de los veinte, como también los recursos que emplearon los rancheros para impedir la fragmentación de sus tierras. Asimismo, se percibe el sentido del discurso del Estado en relación con el problema de vivienda a finales de los años veinte.

Familias fundadoras: lugar de origen, ruta de migración y herencia cultural

     Tanto el origen de las primeras familias como las rutas que siguieron para llegar al poblado de Tijuana, y una vez establecidos cuál fue su ocupación laboral, es información proporcionada por los protagonistas y por la segunda generación de colonos. En este avance incorporamos testimonios de residentes de las colonias Libertad y Morelos.

     La población que formó parte en el establecimiento de las colonias al llegar al poblado de Tijuana traían consigo su propia historia, su singular identidad, la cual se había formado en otros lugares. Por ejemplo, su oficio se relaciona generalmente a lo que aprendieron en el seno familiar, en su lugar de origen, y este se enriquece con los nuevos referentes que fueron incorporando al residir en otros lugares, al adaptarse y acrecentar sus experiencias. Las personas que fundaron las primeras colonias de Tijuana eran evidentemente poseedoras de su propia cultura. Se dice que el migrante cuando viaja, no lleva nada, sólo lo hace con sus recuerdos, pero esto es lo más valioso, es lo que lo ayuda a enfrentar su nuevo entorno. En este sentido, Bernard Lepetit señala:

     Las sociedades urbanas son sociedades mezcladas. El crecimiento de la población, [...] supone la existencia de flujos migratorios constantes. La importancia de la cantidad de recién llegados y la extensión de la cuenca migratoria donde se encuentran dependen del tamaño de la ciudad considerada, de su función y de la coyuntura económica [...] las sociedades urbanas, son sociedades plurales donde el problema de las identidades y de las identificaciones se plantea de forma diferente que en el de las sociedades aldeanas más arraigadas 11

     Los inmigrantes se enfrentaron a la función y coyuntura económica de Tijuana, que en este contexto era en torno a una oferta turística generada por la ley seca a la que tuvieron que adaptarse. Sin embargo, la ciudad no es la única portadora de identidad, sino que la población inmigrante también aporta sus rasgos identitarios de origen. Por ello es importante que en el trabajo identifiquemos los rasgos culturales de los fundadores de las colonias. En este sentido, la guía de la investigación son las genealogías sociales, 12 y el método de trabajo es la tradición oral y la historia oral. En las familias de los interlocutores se buscó conocer las siguientes trayectorias: el origen, la educación, la ocupación y la residencia de tres generaciones. Nuestros interlocutores dieron a conocer el lugar de origen de sus abuelos, padres, tíos, hermanos y de ellos mismos, así como la ruta migratoria que siguieron y cuál fue su ocupación en cada uno de los lugares por los que pasaron hasta llegar a Tijuana, trayectorias que nos revelan sus conocimientos laborales y cómo los adaptaron al entrar en contacto con el nuevo entorno tijuanense.

     Del documento que contiene la lista de nombres de los integrantes del Sindicato de Pequeños Poseedores, organización que ocuparon los terrenos de la efímera colonia Emilio Portes Gil, reproducimos los siguientes nombres:

     Jorge Valeriano, Jesús Valdez, Manuel M. Guzmán, Roberto Olvera, Jacinto Hernández, José García, Vicente Duarte, Gorgonio Ochoa, Conrado Olvera, José Bargaz, Ponciano Márquez, Manuel Aguirre, (nombre ilegible) Flores, Francisco Valencia, (ilegible) Cubillas, Manuel Paredez, Librado Ochoa, Silvestre Ochoa, Guadalupe Ochoa, Felipe, Manuel Lerma, Rafael Quintero, José M. Avila, Francisco M. Rodríguez, M. Carrillo. Presidente Domingo G. García, secretario Abraham Olvera, tesorero Ignacio García, primer vocal Jorge Valeriano.

     Al identificar a los integrantes de dicha lista, en el trabajo de campo nos dimos a la tarea de localizar a los residentes más antiguos de las familias en las colonias Libertad y Morelos, quienes nos ayudaron a elaborar la genealogía social de sus familiares. De las entrevistas se desprenden los siguientes resultados: identificamos dos rutas migratorias principales: una proveniente del noroeste mexicano y otra del sur de California, (EUA).

Inmigrantes cuyo origen es el noroeste mexicano, ex revolucionarios

     Los estudiosos del fenómeno migratorio identifican una significativa migración desde el noroeste mexicano hacia Baja California en las postrimerías del siglo XIX y principios del siglo XX, flujo que se intensificó en el periodo revolucionario y posrevolucionario, y aceleró la migración internacional hacia Estados Unidos.

     Debido al conflicto bélico, en buena medida las familias que fundaron las primeras colonias de Tijuana en 1929, procedían de los estados de Sinaloa y Sonora, donde las familias de los entrevistados vivieron la revolución. Tenemos constancia de que parte de los sindicalizados participaron en la revolución mexicana de 1910, tanto del lado del ejército como del lado opuesto. Sin embargo, en este contexto, mientras parte de la familia participaba en la contienda, otros se ocuparon en la construcción y aprendieron la técnica de elaboración de adobe y ladrillo e incorporaron este oficio como parte de la ocupación familiar.

     De Sonora emigraron las familias hacia Mexicali, ya que el auge agrícola en Mexicali y Caléxico situó a estas poblaciones como zonas de destino. Ahí laboraron en la pizca de algodón y en la construcción de casas habitación y de la planta de la Cervecería Mexicali. Unos continuaron con la elaboración de adobe y ladrillo, mientras otras familias incorporaron el oficio de carpintero. Por su parte, algunas mujeres integrantes de estas familias eran trabajadoras transfronterizas y se ocupaban de la pizca de algodón y aseo de casas en Caléxico. De Mexicali, algunos familiares emigraron a Tijuana y otros a Rosarito, donde surgieron fuentes de empleo, como en 1927 la construcción del hotel Rosarito. El hotel era de capital regional propiedad del señor Manuel Barbachano. Asimismo, la migración internacional hacia Estados Unidos era importante como destino final. Tenemos registrados familiares que emigraron de Mexicali al estado de Arizona, donde se establecieron dedicándose a la pizca y a la construcción; asimismo, algunas familias emigraron al estado de California.

     En suma, las líneas importantes que arrojó la investigación en esta ruta migratoria son:
     Primero: La ruta que siguieron las familias hacia Tijuana fue: de Sinaloa a Sonora, y ya en Baja California, Mexicali, Rosarito y finalmente Tijuana. Siguieron esta ruta la familia Ochoa, Manuel Ojeda y sus hermanas, las familias Laborin Valenzuela, Manuel Lerma, y Alfonso y José María Montiel. Todos integrantes del Sindicato de Pequeños Poseedores.

     Segundo: La familia quedó dispersa a lo largo de la ruta migratoria; de hecho, en los lugares de nacimiento de abuelos, tíos y hermanos de las personas entrevistadas, ubicamos la ruta migratoria que siguieron hasta llegar a Tijuana y donde se aprecia que algunos tíos y hermanos se quedaron a radicar en las ciudades por las que pasaban.

     Tercero: En cuanto al oficio a lo largo de la ruta, fueron incorporando referentes culturales nuevos que relacionaron con sus conocimientos anteriores. Fueron ladrilleros, carpinteros y electricistas, oficios que realizaban en la construcción y con los que se relacionaron al entrar en contacto con su nuevo entorno tijuanense, cuando se incorporaron al mercado laboral.

     Cuarto: Tenemos constancia de que algunas de las familias que procedían del noroeste mexicano y que fundaron las primeras colonias, inmigraron a Tijuana entre 1920 y 1929. Primero se establecieron en el centro de la población y posteriormente se organizaron en un sindicato como estrategia para ocupar los terrenos y fundar la colonia.

Inmigrantes repatriados

     En el poblado de Tijuana confluyó otro movimiento migratorio, producto de la crisis económica de 1929. La incipiente mancha urbana del poblado se extendió conforme la depresión económica de 1929 expulsó a población de origen mexicano del estado de California, hacia la frontera. Ese año coincide con la fundación de las primeras colonias de Tijuana. En las entrevistas realizadas a antiguos residentes de las colonias, tenemos constancia de la inmigración hacia Tijuana de población repatriada de Estados Unidos y, además contamos con documentación escrita que así lo confirma.

     El día 31 de julio de 1929, en el documento que envió Domingo G. García líder del Sindicato de Pequeños Poseedores, al presidente Emilio Portes Gil, señalo que: “Este sindicato fue formado con el único objetivo de colaborar con las disposiciones dictadas por usted en el sentido de proteger tanto al elemento trabajador como a los que están siendo repatriados, con motivo de la Ley Box, y que no tienen un pedazo de tierra en qué fabricar su hogar, ...” 13
     En este sentido se ubican dos grupos de población que intentan fundar una colonia, uno que se autodenomina “el elemento trabajador” y que residía ya en el poblado y la inmigración de repatriados que se inició.
     Los representantes del sindicato enviaron otro escrito al presidente Emilio Portes Gil, con fecha 9 de agosto del mismo año, en el que describieron un poco más nítido a este flujo migratorio de repatriados;

     ... viendo con verdadera tristeza que a diario llegan procedentes de Estados Unidos de América, un sin número de familias que a cual más demostraban la verdadera necesidad que traían dada la forma que por concepto de la Ley Box, les aplicaba el Cherif al ponerlas en la línea divisoria y esto consiste en no permitirles traer consigo ni lo más indispensable sino que de las calles de los distintos condados están siendo sacadas a la frontera sin antes permitírseles ocurrir a sus hogares que tenían formados motivo por el que están presentando un papel verdaderamente vergonzoso ante la vista del turismo que a diario invade esta población y nuestros compatriotas sin pan ni abrigo se refugian en el margen del río que es zona federal y allí al pie del puente por donde pasa todo el tumulto censurador viven estos compatriotas imitando a los primeros pobladores que según cuenta la historia vinieron del valle de México, y es por lo cual el Sindicato de Pequeños Poseedores tiene en primer lugar el anhelo de constituir una colonia obrera que sea después el orgullo de los pueblos de nuestra frontera y cooperar con esto al engrandecimiento de nuestra patria14.

     El testimonio anterior muestra lo que sucedía en el poblado fronterizo respecto a la emigración de repatriados y que desde una fecha muy temprana la zona del río Tijuana fue ocupada por asentamientos irregulares.

     Sin embargo, no toda la población que fundó estas primeras colonias provenía del noroeste mexicano o del sur de Estados Unidos, también hemos encontrado familias procedentes de otros estados de la república mexicana. En la historia de la migración hacia Baja California se tienen detectados movimientos migratorios que, de acuerdo con diversos procesos macrosociales, se fueron incorporando en tiempos distintos; por ejemplo, la migración del noroeste mexicano antecede a la de repatriados del sur de Estados Unidos que se inició en 1929; posteriormente se incorporó una importante migración proveniente de los estados del centro del país en el marco del contrato bracero y de la segunda guerra mundial.

La incorporación al nuevo entorno tijuanense

     En este contexto, ¿a qué escenario económico se enfrentaron estos pobladores para encontrar trabajo? La articulación económica interna del poblado de Tijuana en 1929 se centró en la cuestión turística. Las opciones del mercado laboral local tenían que ver con la construcción y funcionamiento de hoteles, casinos, bares y comercios. En enero de 1929, la Federación de Sindicatos y Uniones Obreras de Zaragoza envió una estadística al secretario de Gobernación en la que se destacaron los oficios de la época. El motivo del escrito fue que las empresas ofrecían los puestos de trabajo a extranjeros y mexicanos residentes en San Diego, por lo que pidieron se dictara una disposición que prohibiera la inmigración de trabajadores con residencia en el extranjero que cruzaban la frontera para trabajar. Entre los oficios que se realizaban en el centro de población encontramos los siguientes:

     [En el área de turismo:] Filarmónico, cantinero, cocinero, mesero, perrero, empleado de taquilla, cajero, empleado, expendio, tallador, fichero, almacenista, mayordomo, mozo, portero, estacionamiento; [en servicios:] troquero, carrero, mecánico; [en la construcción] plomero, electricista, latillero, emplastador, carpintero y pintor. 15

     Estas actividades nos hablan del tipo de establecimiento en el que laboraban en el poblado. En cuanto a los inmigrantes, su herencia cultural les facilitó trabajar en la construcción del nuevo hipódromo, de la presa Abelardo L. Rodríguez, y de bares y cantinas. Las familias se dedicaron a diferentes actividades, unas en la construcción ya que elaboraban adobe y ladrillo, otros como carpinteros y algunos más incorporaron el oficio de electricistas al trabajar con la familia Barbachano en la Compañía Eléctrica Fronteriza. Ya establecida la colonia Libertad, sus pobladores iniciaron la construcción de sus casas con técnicas tradicionales con adobe y ladrillo. Construyeron una ladrillera y crearon su propia fuente de trabajo al vender su producción excedente. Entre los que participaron se encuentran: "Adolfo Roy, hijo, Emilio Hernández, Manuel Ojeda, Jesús Bojórquez, Gorgonio Ochoa y sus hijos Librado y Silvestre"16. Según cuentan los habitantes de la época, en Tijuana solamente había estufas de leña, por lo que algunos colonos se dedicaban también a la venta de leña.

     En cuanto a las interrogantes planteadas inicialmente en el trabajo, la primera corresponde a: ¿qué función les correspondió a las primeras colonias obreras en el conjunto de hilos finos que forman el tejido urbano? ¿Cuál fue el papel que jugaron las colonias en su origen respecto al contexto de la ley seca estadounidense? Encontramos que el desarrollo económico generado por la ley seca requirió de mano de obra para la construcción y funcionamiento de infraestructura turística. Así, la población que fundó las colonias se integró al sistema como proveedora de mano de obra, la que se orientó a la construcción de infraestructura turística en la naciente ciudad. En cuanto a la segunda: ¿quiénes eran y de dónde venían sus pobladores? Se identificaron dos orígenes, de los inmigrantes, uno proveniente del noroeste mexicano y el otro del sur de California, EUA.


Bibliografía

Rodríguez, Francisco M. Baco y Birján, México, B. COSTA-AMIC, 1968.

Anguiano, María Eugenia y José A. Moreno Mena, “Los implementos agrícolas en el Valle de Mexicali durante la primera mitad del siglo XX”, mecanoescrito, sin año.

Bertaux, Daniel “Genealogías sociales comentadas y comparadas”, en Culturas contemporáneas, volumen VI, números 16-17, 1994, Universidad de Colima, p.p. 333-349.

Bustamante, Jorge A. “Surgimiento de la colonia Libertad”, en David Piñera Ramírez (coordinador), Historia de Tijuana semblanza general, Tijuana, Centro de Investigaciones Históricas UNAM-UABC, 1985, pp. 316-331.

Lepetit, Bernard, “La historia urbana en Francia: veinte años de investigaciones”, en Secuencia, núm. 24, nueva época; septiembre-diciembre de 1992, México, Instituto Mora, pp. 5-28.

Samaniego López, Marco Antonio, “Surgimiento, luchas e institucionalización del movimiento obrero en Tijuana, 1920-1940”, en Jesús Ortiz Figueroa y David Piñera Ramírez (coordinadores), Historia de Tijuana: edición conmemorativa del centenario de su fundación, 1889-1989, Tijuana, Centro de Investigaciones Históricas UNAM-UABC, 1989, tomo 2, pp.113-163.

Nieto de Leyva, Dalia, "Historia de la fundación de la colonia Libertad", en La neta plus, Tijuana, Baja California, noviembre de 1992, pp. 1-10.

 

 

1 Investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California.

2 Bernard Lepetit, “La historia urbana en Francia: veinte años de investigaciones”, en Secuencia, núm. 24, nueva época septiembre-diciembre de 1992, México, Instituto Mora, p. 23.

3 Carta de Adolfo G. Roing, ex secretario del sindicato de Choferes de Tampico, al presidente de la república, Emilio Portes Gil, Tijuana, 3 de mayo de 1929, en AGN, Emilio Portes Gil, reproducido en IIH-UABC, exp. 1.35.

4 Antonio Padilla Corona realiza una investigación acerca de los predios, lotes y manzanas del poblado de Tijuana y ubica el lote identificado con la letra “N” en el rectángulo formado por cuatro líneas: dos con orientación norte-sur (la oeste coincidió con la avenida Ocampo y la este al centro de las avenidas Pío Pico y Quintana Roo). Las otras dos líneas orientadas al este-oeste (la norte coincidió con la calle 6, y la sur con el bulevar Agua Caliente). Entrevista realizada por la autora.

5 Carta de José Mapula, presidente del Partido Socialista de Tijuana, al presidente de la república, Emilio Portes Gil, Tijuana, 2 de enero de 1930. AGN, Emilio Portes Gil, reproducido en IIH-UABC, exp. 1.76.

6 Carta de Adolfo G. Roing, ex secretario del Sindicato de Choferes de Tampico, al presidente de la república, Emilio Portes Gil, Tijuana, 8 de agosto de 1929. AGN, Emilio Portes Gil, reproducido en IIH-UABC, exp. 1.37.

7 Carta de Domingo G. García, secretario general del Sindicato de Pequeños Poseedores, al presidente de la república, Emilio Portes Gil, Tijuana, 31 de julio de 1929. AGN, Dirección General de Gobierno, reproducido en IIH-UABC, exp. 20. 48.

8 Ibidem

9 Francisco M. Rodríguez, Baco y Birján, México, B. COSTA-AMIC, 1968, p. 141.

10 María Eugenia Anguiano y José A. Moreno Mena, “Los implementos agrícolas en el valle de Mexicali durante la primera mitad del siglo XX”, mecanoescrito, sin año, pp. 13 y 14.

11 Lepetit, op. cit., pp. 22-23.

12 En cuanto a las genealogías, Bertaux define el grupo familiar como: “Se considera a EGO como [nuestro interlocutor], se agrega a los hermanos, se asciende hacia su padre y madre, luego se sube de nuevo hacia ambas parejas de abuelos, se incluyen todos los hijos y sus esposas”. Véase Daniel Bertaux, “Genealogías sociales comentadas y comparadas”, en Culturas contemporáneas, volumen VI, números 16-17, 1994, Universidad de Colima, p. 336.

13 Carta de Domingo G. García, ya citada.

14 Ibidem

15 Carta de Santiago Mitre, secretario del exterior de la Federación de Sindicatos y Uniones Obreras de Zaragoza, al secretario de Gobernación, Tijuana, 17 de enero de 1929, AGN, Departamento del Trabajo, reproducido en IIH-UABC, exp. 2.63.

16 Dalia Nieto de Leyva, "Historia de la fundación de la colonia Libertad", en La neta plus, Tijuana, Baja California, noviembre de 1992, p. 3.

Evocaciones de la memoria
La colonia Libertad de Tijuana: el oficio de la construcción

     En 1930 se fundó la colonia Libertad. Sus pobladores se organizaron en el Sindicato de Pequeños Poseedores para poder acceder a un pedazo de tierra dónde asentarse. En el acta constitutiva de la agrupación se registraron los nombres de los integrantes, parte de ellos fueron los fundadores de la colonia. De los 36 integrantes de esta relación, cuatro pertenecen a la familia Ochoa: Gorgonio Ochoa Heredia, padre de Librado, Silvestre y Guadalupe Ochoa Montiel, quienes fueron integrantes fundadores de la colonia Libertad. La entrevista que presentamos a continuación corresponde a don Ángel Ochoa Leyva, segunda generación de la familia en la colonia, quien mostrando cariño a sus raíces nos narró la tradición oral familiar y nos ayudó a construir la genealogía social de su familia, sus orígenes, la ruta migratoria que siguió su familia hasta llegar al poblado y su oficio.

     Ángel Ochoa Leyva: Yo nací el 15 de octubre, de 1928 en aquellos tiempos Ciudad Zaragoza, [poblado de Tijuana] nací por la calle 2da., mis abuelos por parte de mi papá son de San Miguel Zapotitlán, Sinaloa, ellos se llamaban Gorgonio Ochoa Heredia y Dolores Ochoa Montiel. Por parte de mi mamá, ellos nacieron en el Fuerte, Sinaloa. Mis padres son Librado Ochoa Montiel y Martina Leyva de Ochoa.

     Mi abuelo Gorgonio trabajaba en la construcción en Sinaloa, lo fuerte de él era el ladrillo y el adobe en aquellos tiempos, y luego se vinieron a Sonora; ahí nacieron la mayor parte de mis tías y tíos, en Sinaloa nació una tía mayor ya fallecida. Mi papá Librado Ochoa vino naciendo el seis de este siglo [XX] en Guaymas, Sonora ahí llegaron y de ahí de Guaymas se fueron a Hermosillo, como saben es la capital, había más trabajo, ahí pasó la niñez mi papá, no fue una niñez muy tranquila porque estaba la cuestión de la revolución. Por parte de mi madre, ella me contaba que los agarró la revolución ahí en Nogales, ellas eran cuatro hermanas y tenían un hermano, y él trabajaba en ferrocarriles, a él lo pusieron a levantar cadáveres y echarlos en los furgones a quemarlos; entonces de ese trabajo que le dieron agarró una enfermedad, se enfermó de los nervios y de eso murió; quedó familia de él por ahí en Nogales. En Sonora mi familia también trabajó en la construcción con ladrillo, era la profesión que agarraban ahí. En Sonora, había un auge en aquellos tiempos de construir con adobe y ladrillo; y mi padre ahí aprendió la carpintería.

     De Sonora se vino toda la familia a Mexicali, porque tenían el problema de que había que operar a la hermana de mi abuelo, entonces se vino mi abuelo con toda la familia. Según contaban ellos, porque comenzaba Mexicali a hacer un milagro, una ciudad con mucha actividad, como estaban mejor los sueldos les llamó la atención y por eso se vinieron a radicar. Se fueron al centro de la ciudad de Mexicali, ellos vivieron ahí en José María Larroque, casi dos cuadras llenaron de casitas de adobe y ahí vivieron parientes de mi mamá, parientes de mi papá, ahí en la misma cuadra, cuando estaban haciendo la cervecería [Mexicali] en Mexicali. Mi madre trabajaba limpiando casas ahí en la frontera, ellas iban hasta Calipatria a lado de Indio, son muchas millas iban en puras calesas de rancho a rancho pizcando algodón, que es de lo que sabían hacer ellas; y cruzaban ahí a Mexicali. Ellas vivieron más en Estados Unidos, y entonces en una pasada que se dio por ahí conoció a mi papá y el 27 fue cuando se casaron en Mexicali. y ese año que se casaron se vinieron para acá, mi padre cuando recién llegó trabajó en Rosarito con un señor Cuevas, desmontando, porque era monte.

     De ahí se vinieron a Tijuana, mi padre rentaba en la calle segunda, después quisieron agarrar posesión algunas gentes que necesitaban lotes y con la ayuda de viejos trabajadores del hipódromo y gente que con mis abuelos y padres que venían de Sonora y Sinaloa, al poco tiempo se ocupó lo que venían siendo los corrales del hipódromo viejo, y de ahí para 1929 les dieron chanza de posesionarse de aquí; ya nació lo que es la colonia Libertad. En el 30, es cuando se comenzó ya a edificar esta casita, que se hizo de adobe. Manuel Lerma fue unos de los líderes, eran uña y carne con mi abuelo, pues fue el primero que según la historia que comenzó a tratar de agarrar terrenos por aquí junto con el señor Ojeda y algunas familias. Lerma se llevaba muy bien con mi abuelo y era un señor que hablaba el yaqui, como se dice de pies a cabeza. Ellos tuvieron sus problemas para poder agarrar aquí. Esa calle principal se llamaba avenida Lerma y le quitaron el nombre ahora es Aquiles Serdán. Anteriormente, aquí había según esto un ciudadano americano que quiso hacer apartamentos, quiso hacer algo así como lo que hicieron después allá en el Casino de Agua Caliente, no dice nadie pero es el pensamiento de todos los vecinos de aquí de aquellos tiempos. Nosotros platicamos mucho con un guardia que dejaron cuidando aquí por mucho tiempo, se llamaba Jesús un señor tipo inglés, de ojos azules, ahí vivió, el nos platicaba. Nomás que pues les pusieron trabas aquí, en primer lugar porque el terreno, el sindicato se los peleó. Porque estaba muy cerca de la línea para la cuestión de juegos de azar y todas esas cosas; nadie cuenta eso porque no se dio a conocer. El sindicato cooperó bastante para que se poblara aquí y con los líderes que andaba Pancho Rodríguez, según esto Pancho Rodríguez comenzó a trabajar en el hipódromo de cantinero, después se hizo líder de la CROM; la mayor parte de los trabajadores del hipódromo pues son los que están aquí en esta colonia.

     Casi todos los que trabajaban en el hipódromo eran conocidos de la familia ahí se reunían con la abuela y celebraban los días santos, mis tías organizaban las cuestiones de la iglesia, el día de San Francisco, claro, estaban en edad de la pachanga las tías, ahí se hacía de todo. Iban todos, todos los conocían, es que eran como una familia, hasta venían de acá de abajo, lo que es la colonia Cuauhtémoc en aquellos tiempos, y cuando no era la abuela era otra señora que hacía rompope, se llamaba doña Panchita, el esposo era un señor estirado del otro lado, tenía un salonzote como toda esta casa y un cuartito donde dormían y ahí también se reunían todos.

     En el inicio de la colonia se le dio su lote a cada uno que mide 50 mts. de fondo por 17 de ancho. El señor que influyó más fue el señor Lerma y el señor Manuel Ojeda, ellos se conocían de allá de Sonora. Don Manuel Ojeda era amigo de mi abuelo Gorgonio desde Mexicali. Yo conocí muchos señores ya grandes también, que los padres de ellos también eran de Sonora. Los Navarrete, unos señores constructores de todas formas, el hijo era carpintero y agarraba muchos trabajitos por ahí y yo me les pegaba, como jugábamos a la pelota juntos. Aquí había una familia de un señor Aranda, uno que era carpintero de allá de Sonora. De la gente de Sonora que yo conocí aquí había unos que no hablaban, ni siquiera hablaban y muy trabajadores, muy trabajadores y a la hora que decían nos vamos a ir, decía mi papá a las 7:00 hay que estar allá eran amigos conocidos de Sonora precisamente, ayudantes, pero no soltaban plática.

     Don Manuel Ojeda se metió luego luego al sindicato y invitaba a mis padres y a mis tíos pero a ellos no le gustó, porque por ejemplo, no pudieron trabajar en la construcción de la presa Abelardo L. Rodríguez precisamente por eso porque era compañía americana a él le gustaba trabajar solito. Sabían trabajar y no les gustaba tener a alguien que los estuviera coordinando y lo que ellos hacían, era que agarraban un trabajo y le hacían desde los cimientos hasta todo había electricistas, había plomeros, había emplastadores, había pegadores de bloque, carpinteros.

     Mi papá aprendió la carpintería, le gustó más la carpintería, no le gustaba pegar el bloque; de modo que nosotros nos enseñaba desde chiquillos, a los 8 años ya yo me iba con mi abuelo ahí pegado a la línea, cuando comencé en el 36 estaba bien duro, había muy poco trabajo y en aquel tiempo no ayudaba el clima, había en tiempo de invierno hasta lluvias de un mes seguiditos sin poder salir a buscar el trabajo y la construcción era fuera. Trabajando con mi papá llegamos a hacer construcción en la Cacho, entre la 1ra. y la 2da., en un hotel que se llama La Perla de Occidente. También trabajaron con el señor zapatero de las 3 B, le hizo muchas cuarterías ahí pegado a la iglesia, por la calle 1ra. en la calle H por ahí. Mi padre hizo cuartos de hoteles de paso, y luego allá para la calle H construyó viviendas como diríamos ahora, condominios, pero pues eran casas aparte, una casita a un lado con todos sus servicios y todo, son de las que más me acuerdo porque trabajamos pues en la juventud nosotros.

     A mí me enseñaron a trabajar desde los seis años, como usábamos estufa de leña me le pegaba a mi mamá a subir al cerro, que en aquellos tiempos era un vivorero, pero había mucha jojoba, que era medicinal, así como ve ahorita pelón, se ve triste, pues era un bosque pa’rriba. En casi toda la cuadra había huerta, muy bonita, completamente fértil: granados, manzana, pera. Se daban una chulada de flores, aquí enfrente mi madre tenía rosales de Castilla, eran una chulada. El huerto lo cuidábamos todos nosotros mi padre y mi madre, ellos nos enseñaban a echarles tierra, que tuvieran bastante agua. Aquí todo el tiempo hubo agua porque en aquellos tiempos que se hicieron aquellas carpitas ya tenían aquí la pila en la calle 7 para arriba, ahí había una pila que la llenaban del río, de la misma línea que usaban en aquellos tiempos la colonia Cuauhtémoc, poco a poco la fueron usando para acá y nunca faltó el agua. Todos tenían sus huertos, unos los podaron para construir, y fue la muerte de esto, y aquí nos duró mucho porque para atrás estaba libre. Había un cerquito en la línea divisoria, había dos tres alambritos nomás ahí y nos subíamos ahí y de ahí comenzaba los matorrales de jojoba y mi mamá era muy buena para sacar los tronconcitos de las raíces y esa era una brasa, hagan de cuenta carbón para las estufas de leña, entonces ya desde ese tiempo ya nosotros hacemos la lucha por hacer tercios de leña grande para venderlos para sacar dinero para la diversión, para ir a la carpa, al cine o al box.

Entrevista a Ángel Ochoa Leyva, realizada por Leticia Bibiana Santiago Guerrero, los días 4 y 9 de marzo de 1999, en Tijuana, Baja California, PHO-TJ/4/2(1 y 2).